Opinión / Extranjeros como usufructuarios o como turistas disfrutan de las propiedades confiscadas, algo vedado a la inmensa mayoría los supuestos “dueños” de hoy.
Cubamatinal / En los “informativos” de los medios de propaganda del partido & gobierno, la ofensiva mediática del momento se dirige contra la aplicación del Título III de la Ley Libertad de 1996 (Helms- Burton), en consecuencia es tema de interés entre las preocupaciones y ocupaciones que genera el empeoramiento económico y la agravada escasez de productos de primera necesidad. Como siempre los revolucionarios fervorosos, los que sin serlo emiten el doble discurso habitual y los opositores suelen opinar sin haber investigado el tema.
Por Germán M. González
Bauta, 24 de mayo de 2019 /CM/ Esto se pudo observar en el último proceso para la “nueva” constitución, temas vitales como el voto que no elige; el condicionamiento del disfrute de los Derechos Humanos a ser “revolucionarios” y defender la patria “socialista”; la pena de muerte liberalmente aplicada en un pasado reciente y trágico; irrevocabilidades para generaciones futuras; establecer para siempre la miseria para los nacionales y riqueza ilimitada para la familia real, allegados e inversores extranjeros. Casi nada de eso se mencionó, las discusiones se centraron en el “hueso” arrojado: la legalización de las uniones homosexuales…
El fenómeno se repite a raíz de la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton por el
gobierno estadounidense, muy pocos se toman el trabajo de leer el susodicho cuerpo legal y así opinan sin complejos, unos creyendo y repitiendo las consignas de los medios oficialistas, otros repitiendolas sin creerlas y otros discrepando sin argumentos para hacerlo. Y en este punto vale aclarar que aquí se habla de los cubanos de adentro y de abajo, en general sin acceso a Internet o éste muy limitado, pues en las redes sociales, en contraste, suele debatirse y sobre todo discreparse las consignas oficialistas con substanciales argumentos, ayer con el proyecto de constitución y hoy con la susodicha Ley.
Lo cierto es que ésta sólo protege potencialmente algunos miles entre millones de afectados por las confiscaciones posteriores a 1959. Recuérdese que aquí se dejó solo el 15% de la tierra privada, el resto fue estatizado: colonias cañeras y haciendas ganaderas; pequeñas fincas para compactar los gigantes “planes de la revolución” insostenibles; se desarraigaron campesinos del Escambray y otras zonas para privar de apoyo a los alzados. Se confiscaron desde colosos azucareros y la mayor planta textil de América Latina hasta el dedal de una costurera y las tijeras de un barbero, es decir, prácticamente todo el patrimonio productivo del País.
Se confiscaron viviendas, autos, menaje de casa, ropas, calzado, útiles y utensilios
personales, etc. a los migrantes hasta los años 90s pasados.
La Ley HB protege solo una ínfima parte de los afectados porque los no estadounidenses que no adquirieron esa ciudadanía no están contemplados y quienes no pudieron probar su condición de propietario confiscado tampoco, los que reclaman menos de 50 mil dólares no se contemplan, tampoco hospitales, viviendas (excepto mayores de 50 mil dólares) ni escuelas.
De casi un millón de propietarios afectados (grandes, medianas y pequeñas empresas o fincas, viviendas, trabajadores individuales, participación en acciones, etc.) están registrados menos de ocho mil presuntos reclamantes.
La Ley está dirigida específicamente contra la explotación de propiedades estadounidenses y excluye explícitamente los inmuebles residenciales excepto cuando están ocupados por funcionarios principales del partido & gobierno. Habitualmente se llama Ley Bacardí, pues retrata la situación de ese gigante de la industria licorera cuyas propiedades confiscadas hoy son explotadas por compañías extranjeras encubridoras de la moderna esclavitud al pagar las nómina al partido & gobierno en divisas mientras éste lo hace en la desvalorizada moneda nacional a los trabajadores.
Y todo cubano debería cuestionarse la moralidad de que las propiedades de una familia de raigambre cubana más que centenaria, o de extranjeros cuyos restos descansan en Cuba, su patria adoptiva, donde fundaron familias cubanas, se encuentren explotadas por compañías de un país que nos negó el derecho a la independencia, puso en presidio a nuestro Apóstol con apenas 16 años y luego lo desterró de por vida; fusiló estudiantes inocentes; fusiló expedicionarios independentistas; aplicó la “reconcentración” para matar de hambre a los cubanos y evitar que apoyaran al Ejército Libertador y derrotado pretendiera en las conversaciones de París que EE.UU. se anexara Cuba y reconociera la deuda de guerra por ellos contraída, todo virilmente rechazado por los negociadores estadounidenses y sus asesores cubanos, así nació la República sin deudas onerosas.
Y podemos preguntarnos cuántas de esas propiedades existen tomando en cuenta la defenestración del 60% de la agroindustria azucarera y la ganadería, otro tanto del resto del parque industrial, el deterioro total del sistema de comercio minorista, desaparición del 100% de la flota mercante, abandono de los campos y proliferación del marabú en el 50% de las tierras estatizadas y otros desastres.
Economista, jubilado. Trabajó en el sector agropecuario cubano, en la parte empresarial durante muchos años.
Columnista en Cubamatinal para las secciones de Economía y Opinión.
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