Opinión / Para desviar malestares viene como anillo al dedo la reciente aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton.

Cubamatinal/ Falsedades, tergiversaciones y extranjeros disfrutando como usufructuarios o como turistas de las propiedades confiscadas, algo vedado a la inmensa mayoría los supuestos “dueños”.
Por Germán M. González
Bauta, 30 de mayo de 2019 / CM/ Los objetivos de los “informativos” en los medios de propaganda del partido & gobierno consisten en distraer la atención de la población del empeoramiento de abastecimientos de primerísima necesidad, cuyas causas están -dicho sintéticamente- en la ineficiencia crónica del sistema y la colosal deuda externa contraída luego de dilapidar el patrimonio productivo estatalizado; los recursos de créditos tomados y no pagados; los ahorros de la población cuando el cambio de moneda; la fuerza de trabajo casi gratuita por los salarios simbólicos; la confiscación de salarios en divisas a trabajadores rentados; la duplicación y más de los precios y tarifas a la población en las entidades estatales, entre otras estafas.
La situación económica-financiera causante del desabastecimiento puede resumirse diciendo que se entregaron las ramas que generan divisas a entidades extranjeras para pagar la deuda “reconvertida”, se invierte en medios para ese propósito según los convenios suscritos y por tanto no se cuenta con recursos para los gastos corrientes: si pagas no comes y si comes no pagas.
La deuda actual luego de los convenios de “condonación” y “reconversión” la calculó el ex ministro de Economía y Planificación J.L. Rodríguez en reciente artículo publicado en el sitio oficialista Cubadebate en más de 30 mil millones de USD, tres veces los ingresos que se obtienen anualmente por exportación de bienes y renta de trabajadores.
Para desviar malestares viene como anillo al dedo la reciente aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, sobre la cual se miente y/o tergiversa diciendo que afectaría viviendas, escuelas y hospitales algo excluido explícitamente en el texto legal, el cual solo incluye a quienes sean ciudadanos estadounidenses y a propiedades mayores de 50 mil USD. En cuanto a las confiscaciones se miente cuando se dice que se éstas se realizaron conforme a la ley, algo incierto, pues estaba vigente entonces la Constitución de 1940 que en su artículo 24 establecía las confiscaciones como algo excepcional, con pago previo y siempre sujetas a sentencias judiciales.
Los “siquitrillados” (1) se califican de políticos corruptos o estadounidenses en forma peyorativa.Para desmentir esto último nada mejor que la investigación de Guillermo Jiménez, editada bajo el título “Los Propietarios de Cuba, 1958” (1Ciencias Sociales, 2008) libro muy elogiado por “pesos pesados” de la intelectualidad oficialista sin percatarse que desmiente los cimientos de la “historia oficial” sobre los propietarios, pues ni los políticos ni los estadounidenses eran mayoría, al contrario, constituían una minoría.
El libro incluye por orden alfabético 550 propietarios con diversas clasificaciones entre ellas por profesión y por nacionalidad. Observamos entre los estadounidenses (28, igual al 5%) varios apellidos de rancia estirpe mambisa nacidos en EE.UU. como Núñez Rodríguez o Estada Palma. Otros de origen español–cubano nacidos en EE. UU. y retornados a Cuba Libre, como Díaz, Elías, García-Montes. Entre los estadounidenses la mayoría residía en Cuba y tenía formada familia con descendientes cubanos. Entre éstos cabe destacar a Dayton Hedges, con nietos cubanos, propietario —entre otras— de la Textilera Ariguanabo, la mayor fábrica no azucarera. Fallecido en EE.UU. pidió que sus restos descansaran en el cementerio de Colón.
Relaciona 50 políticos (9% del total), el de origen más humilde es Fulgencio Batista. Al
respecto Ciro Bianchi en crónicas publicadas en Juventud Rebelde dominical observaba que los dos presidentes durante la República con mayor percepción de corrupción fueron precisamente los dos de origen más pobre, el propio Batista y Gerardo Machado.
Aquel Presidente constitucional (1940-1944) y luego golpista y electo en elecciones espurias (1952- 1958) y éste electo Presidente constitucional en 1926 pretendió prorrogarse en el poder y devino en dictador (1930-1933), es decir, ambos violaron el orden democrático y constitucional.
En el otro extremo tenemos a nuestro Primer Presidente, Don Tomás Estrada Palma (también fue Presidente de la República en Armas), amigo dilecto de José Martí, su gestión resultó impoluta en cuanto a honradez administrativa en lo cual coincidieron partidarios y adversarios.
Muy recomendable leer el libro de Guillermo Jiménez, una rica recopilación de las mayores fortunas del País, la mayoría hechas a base de mucho trabajo (si algo recuerda a Ángel Castro Argiz no es casual).
(1) A quienes “le partieron la siquitrilla” es decir, afectados en argot popular.
Economista, jubilado. Trabajó en el sector agropecuario cubano, en la parte empresarial durante muchos años.
Columnista en Cubamatinal para las secciones de Economía y Opinión.
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