La última comunión de san José de Calasanz de Goya, en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas 

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La última comunión de san José de Calasanz, Francisco de Goya. Óleo sobre lienzo, 303 x 222 cm 1819 Madrid, Colección Padres Escolapios.

 

Cubamatinal / Madrid, 29 de octubre de 2018.

Querida Ofelia:

El Museo del Prado y la Fundación Amigos del Museo del Prado presentan La última comunión de san José de Calasanz, obra realizada por Goya que gracias a la colaboración de la Orden de las Escuelas Pías de la provincia de Betania, su propietaria, permanecerá en la sala 66 del edificio Villanueva como préstamo durante un año, prorrogable por otro.

 La incorporación temporal de esta pintura a las colecciones del Museo adquiere una especial relevancia al tener lugar coincidiendo con la celebración de los doscientos años desde que éste abriera sus puertas en 1819, el mismo año en que fue pintada la obra. Su exhibición en el contexto de la mayor y más completa colección del artista permite profundizar en la esencia de su pintura, y de su arte en general, que revela  un profundo y excepcional conocimiento del ser humano y de sus tensiones, desgarros y padecimientos. Goya pone todo ello de manifiesto en este gran lienzo de altar, con el estudio de cada uno de los caracteres de la escena, que parecen prefigurar un tema clásico del mundo occidental, como es el de estudio de las tres edades del hombre, o el de la mansedumbre contra la violencia, o el de la luz y la sombra como metáfora de los actos y pensamientos de los protagonistas. 

 La pintura religiosa de Goya

 La visión romántica que consagró la imagen de Goya como un escéptico o descreído en materia religiosa, minimizando con ello el interés de su obra de carácter devocional, se ha modificado recientemente gracias al descubrimiento de nuevos lienzos suyos de asunto religioso conservados en colecciones particulares y, sobre todo, a la revisión de los frescos y lienzos de altar ya conocidos. Se puede ahora establecer con mayor certeza que la pintura religiosa tuvo un peso fundamental dentro de su producción. Como sucedió con la mayoría de los artistas de su época, los encargos para la Iglesia, públicos y de devoción privada, se documentan a lo largo de toda su trayectoria, constituyendo, de hecho, la segura base económica sobre la que cimentó su carrera artística.

 La última comunión de san José de Calasanz, realizada en 1819 para las Escuelas Pías de Madrid, dos años después del también excepcional cuadro de altar de las Santas Justa y Rufina, para la catedral de Sevilla, cierra la pintura religiosa de Goya, además de ser su última obra pública. 

 En los últimos años el Museo del Prado ha adquirido diversos cuadros de devoción privada de Goya, como la temprana Santa Bárbara, dos composiciones de la Sagrada Familia, el compañero de una de ellas, Tobías y el ángel, y un San Juan Bautista niño en el desierto, con el fin de enriquecer la representación de la pintura religiosa del artista.

 La última comunión de san José de Calasanz

 Pintada en 1819 para la iglesia de San Antón del colegio de las Escuelas Pías de Madrid, fue el último de los grandes cuadros de altar de Goya. Nada se sabe de la relación de Goya con los escolapios en ese período, al margen de la creencia popular de que el artista estudió en las Escuelas Pías de Zaragoza, lo que no está probado, ni de la razón del encargo, aunque es posible que mantuviera relación con ellos ya que la orden estaba regida por aragoneses. El tema representado pudo ser propuesto por estos, como era habitual en los encargos de la Iglesia, centrado en la importancia que la Eucaristía había tenido para Calasanz, que en sus colegios instaló siempre en el centro la capilla para la celebración de la misma.  

La compleja escena permitió al artista expresar la religiosidad del santo, su fe, su vida humilde y penitencial y su labor de magisterio. Lo acompañan varios sacerdotes de la orden y algunos niños de los más pequeños que, arrodillados a su alrededor, están subyugados por la entrega y abandono total de su maestro, tocado por la luz divina. El cuadro estaba dirigido a los profesores y alumnos del colegio de Madrid y a los fieles que asistieran a las funciones religiosas en la popular iglesia de San Antón. De todos los cuadros religiosos de Goya es el más evocador de un mundo elevado de espiritualidad suprema y santidad y llama la atención la disposición espacial y luminosa que revela la lección aprendida de Las Meninas de Velázquez con la que Goya buscó deliberadamente crear la ilusión óptica de que el espacio real de la iglesia se prolongaba en el espacio imaginado del lienzo.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

 

El Museo del Prado descubre un nuevo título manuscrito por Goya en un dibujo relacionado con la Justicia

Cartas a Ofelia/ Crónicas hispanas

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Lux ex tenebris. Álbum C, 117 Francisco de Goya Papel verjurado, agarbanzado. Aguada, tinta china, tinta parda. 1812-1814 Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal/ Madrid, 1 de junio de 2017.

Querida Ofelia:

Durante los trabajos de restauración y conservación preventiva de los dibujos de Goya intensificados con motivo de la redacción del catálogo razonado y la exposición que se mostrará en la Fundación Botín, el Museo del Prado ha descubierto, en uno de los dibujos, una inscripción manuscrita del propio maestro que resulta de gran importancia para comprender el sentido del dibujo y su manera de pensar: No a todos conviene lo justo.

Este título es una buena muestra de la capacidad de Goya para interpretar la sociedad de su tiempo, en la que las libertades políticas y la justicia que promovió la Constitución de Cádiz no provocaron el mismo entusiasmo en toda la población. Pero también el texto y su dibujo son una muestra de la trascendencia de la obra de Goya, susceptible de adaptarse al paso del tiempo y cobrar actualidad, pues en el fondo, sus composiciones son emblemas del comportamiento y de la esencia del ser humano.

Antecedentes

El dibujo es parte del Álbum C, realizado entre los años de la Guerra de la Independencia y los posteriores de la represión fernandina. Algunos autores han retrasado su fecha final a los años del Trienio Liberal (1820-23) pues los últimos dibujos podrían vincularse al restablecimiento, en 1820, de la Constitución de Cádiz. El Álbum aborda temas muy variados que van desde aspectos de la vida cotidiana, con presencia de numerosos mendigos, a visiones oníricas del mundo de la noche.

Un grupo muy cuantioso lo componen los dibujos de condenados por la Inquisición y escenas de la crueldad de las cárceles. Finalmente, otro conjunto notable incide en la crítica a las costumbres de las órdenes monásticas, en la representación de la vida de los frailes, y en el proceso de secularización tras los decretos desamortizadores. Por último hay un conjunto de dedicado a las libertades políticas elaborado bajo el entusiasmo que provocó la proclamación de la Constitución de Cádiz. Es el Álbum numéricamente mayor y el único que ha llegado casi intacto, conservándose en el Museo del Prado 120 de los 126 dibujos conocidos.

Lamentablemente este álbum, como el resto de los que elaboró Goya, fue desmembrado tras su muerte. Fue su hijo Javier el encargado de reorganizar los dibujos en tres álbumes facticios, seguramente ya con el objetivo de venderlos. Uno de esos álbumes ingresó en el Museo en 1872 procedente del Museo de la Trinidad. El dibujo cuyo título ha sido descubierto, formaba parte de un álbum encuadernado en piel roja con hojas de papel rosa que contenía 186 dibujos variados pertenecientes a casi todos sus álbumes, desde el de Sanlúcar a los de Burdeos, y que había sido adquirido previamente por el Museo de la Trinidad en 1866 a Román Garreta y Huerta. A finales del siglo XIX las hojas del álbum se separaron para exponer los dibujos en marcos.

En los últimos años los dibujos se han ido separando de los soportes de papel rosa para una mejor conservación, pues la adhesión provocaba grandes deformaciones y abolsamientos. Con esta intervención, realizada por las restauradoras del Museo del Prado María Eugenia Sicilia y Minako Wada, se ha conseguido eliminar las alteraciones anteriormente mencionadas, al tiempo que se ha efectuado una limpieza de los restos de adhesivos así como una hidratación de papel. Estas tareas de restauración y conservación preventiva se han incrementado con motivo de la preparación del Catálogo razonado de los dibujos de Goya que prepara el Museo del Prado con el apoyo de la Fundación Botín.

Es precisamente en este momento del trabajo cuando se ha localizado este nuevo texto de Goya, de gran importancia para comprender el sentido del dibujo y su manera de pensar.

El texto descubierto

Los dibujos de sus álbumes, como sus series de estampas, presentan secuencias narrativas o ideológicas que permiten leerlos como un libro. En el caso del Álbum C los textos de Goya aparecen bajo la imagen y pueden ser considerados algo más que un título. Son en realidad un breve comentario que da sentido o explica el dibujo.

En el dibujo titulado Lux ex tenebris [Álbum C 117, D-4086] una mujer en el aire con la Constitución de 1812 en sus manos, personifica la Verdad que todo lo ilumina frente a las fuerzas del Antiguo Régimen, representadas en las sombras. Es en el dorso de este dibujo donde se ha encontrado el nuevo texto que comenta el siguiente dibujo del Álbum, No a todos conviene lo justo [Álbum C 118, D-4084]. Este dibujo es el único que no tiene el título escrito bajo la imagen debido a que la composición cubre toda la hoja de papel, motivo por el que Goya lo escribió en el dorso del anterior, enfrentado por tanto a la imagen. Ilustra las reacciones que provoca la llegada de la Justicia como consecuencia de la instauración de la Constitución de Cádiz de 1812. La balanza, que resplandece como un sol que todo lo ilumina, causa admiración y alegría entre sus partidarios, situados a la izquierda, y temor entre sus detractores, a la derecha.

Con gran cariño desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.